3.14.2006

MODELADO 4 (trans-figurare)



El domingo pasado – segundo domingo de cuaresma – la Iglesia celebra en su liturgia la conmemoración de la transfiguración de Jesús.
Traigo esto a colación porque más allá de, o junto al mensaje cristiano, la “transfiguración”, el cambio sustancial de apariencia, de ese trans-figurare, del trascender y transformar la figura, tiene mucha relación con el vínculo que aúna la luz y la materia.
En el texto bíblico podemos leer: «sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como no los puede blanquear lavandera sobre la tierra (Mc 9, 3)», o bien: «brilló su rostro como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz (Mt 17, 2)».
Cuando la forma se modela, la materia se “transfigura”. Por eso, cuando al modelar se trascienden los aspectos puramente materiales, la forma modelada queda bañada de luz: irradia luz. Y esta irradiación, del cual nuestra obra es el centro, es como una fuerza centrípeta, magnética, que se transmite, que se contagia.
Bien es cierto que, para poder contagiarnos de esa transfiguración, debemos mantener una actitud activa ante la presencia de la escultura bien sea como hacedores, bien como fruidores de esa imagen (sin una cierta dosis de hierro, nunca seremos atraídos por el imán).
Modelar, es decir, transfigurar la materia por la acción luminosa dar a la luz la forma, está en constante contacto con dos ámbitos distintos: el material y el espiritual.
La verdadera transfiguración del modelado, quizá se nos ofrece como un ínfimo instante, como una visión fugaz, como una luz arrolladora que se desvanece. Pero es ese momento de transfiguración el que nos hace – como a los discípulos –, percibir una nueva realidad, o como mínimo, un nuevo sentido de la realidad.
Me atrevería a decir que, son esos momentos de transfiguración los que dan sentido a la realidad en el modelar.
En el aspecto plástico de la forma, el instante transfigurado nos advierte de que la materia está ya preñada, que ni un ápice más de materia será necesario para configurar el verdadero sentido de la experiencia estética.

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